Adriana Rossi: «En Rosario, las políticas sociales han sido insuficientes»

“En Rosario las políticas sociales han sido insuficientes y no han logrado el entramado necesario”, señaló en el Concejo rosarino Adriana Rossi, doctora en Trabajo Social de la UNR.

Lo hizo en el marco de una conferencia en la que analizó la temática del narcotráfico en el contexto local e internacional, a la vez que se refirió a la búsqueda de nuevos paradigmas.

La docente, que también es miembro del Comité Científico Freedom Lagality and Rigts in Europe, FLARE Europea, al introducirse de lleno en las aludidas cuestiones, profundizó sobre aquellas que tienen que ver con nuestro medio.

En tal sentido argumentó que “los jóvenes rosarinos construyen su identidad a través de la violencia. Han perdido el valor de la cultura del trabajo en varias décadas y con ello también decidieron dejar de lado el valor del ascenso social en el marco de una política neoliberal”.

Soldados y soldaditos

En el desarrollo de su exposición, llevado adelante en el recinto de sesiones del Palacio Vasallo, ante una audiencia que la escuchaba en respetuoso silencio, la experta dejó claro que “cada día que pasa se profundiza más la diferencia entre soldados y soldaditos del narcotráfico. Al contrario de lo que muchos creen, debido a que se construye mucha fantasía en torno a los narcos, el 87 por ciento de los segundos, muere antes de los 20 años, mientras que los otros sobreviven algo más en el tiempo”.

“Tanto los soldados como los soldaditos, al vivir el día a día, dan mucha importancia al compañerismo, a las lealtades, a las mujeres que los acompañan y a las armas. Estas últimas son su expresión de masculinidad”, aclaró la docente.

Al momento de introducirse en la relación de las mujeres con la droga, la educadora consideró que “las chicas de clase media se dan al romance con los soldados de la zona donde viven, preferentemente. Aprovechan esa situación para consumir objetos que están fuera del circuito comercial y de su poder económico y como consecuencia no deseable, se juegan la vida a cada momento”.

La experta aseveró que “creyéndose impunes, la clase media, los comerciantes y los profesionales ingresan al mercado del consumo, porque entienden que de esta manera incrementan su status económico-social y su relación con la política y el Estado. Hay que tomar medidas políticas y dejar de mirar para otro lado”.

Para dejar de hacer referencia a Rosario, la disertante observó: “Esto que ocurre en esta ciudad es, en gran medida, el resultado de la prohibición. Si se hubiera puesto más plata en educción, salud y contención de daños, no tendríamos las cárceles llenas de peces gordos y de otros más pequeños, pero no menos peligrosos”.

“En Rosario se han insertado bandas de narcomenudeo, como la de los Cantero, con venta directa a consumidores, aunque no hay producción de alto tonelaje”, agregó.

“Aquí, en esta ciudad, lavan los colombianos y mejicanos e ingresan a la Argentina sin llamar la atención. Ello se hace también con el dinero ilegal de la soja y un tercio queda para la evasión impositiva, para autos e inmuebles”, avanzó en sus consideraciones Rossi.

“Nuestra querida ciudad se legitima económicamente mediante el blanqueo de capitales que ingresan a organizaciones financieras -en 2008 para parar quiebras financieras, los bancos se salvaron con plata del narcotráfico que no ingresa por el sistema financiero en euros y sí lo hace mediante billetes empaquetados, a los que les sacan la humedad y se ponen en cámaras para lograr nuevamente el volumen necesario de los billetes con el proceso inverso”, aclaró la especialista del Comité Científico Freeedom.

“No son pocos los narcos que piensan que desde lo social hay un escenario favorable para su negocio en Rosario, con una población insatisfecha a la que le dan trabajo a no escolarizados sin capacitación. Las victimas creen ser valorados socialmente e ingresan a los espacios vacíos de las bandas, en barriadas de donde el Estado se retiró o nunca estuvo”, completó la doctora.

Convenciones

La versada profesional recorrió históricamente los tres principales tratados de fiscalización internacional de drogas, los cuáles se apoyaron y complementaron en el tiempo. De esta manera se refirió a la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes; al Convenio de 1971 sobre sustancias Psicotrópicas –que codificó medidas de control a nivel internacional-, con la finalidad de asegurar las disponibilidad de estupefacientes y sustancias psicotrópicas para fines médicos y científicos e impedir su desviación hacia canales ilícitos, incluyendo también disposiciones generales sobre el tráfico y el consumo de drogas y la Convención de las Naciones Unidas de 1988 contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, con la que se reforzó significativamente la obligación de los países a imponer sanciones penales para combatir todos los aspectos de la producción ilícita, posesión y tráfico de drogas.

“El alcohol no entró en la convenciones y la de 1988, vale destacarlo, se destacó por ser excesivamente penalizante y vinculante, ya que reformuló todo (lo concerniente al uso, distribución, venta, blanqueo y lavado), se quejó Rossi.

Al comenzar a pisar terreno firme en sus explicaciones sobre narcotráfico internacional, la catedrática resumió sus apreciaciones detallando que “la droga tiene una rentabilidad que no posee ninguna otra mercadería; el crimen organizado absorbió las organizaciones de drogas; el tráfico se maneja exclusivamente en función de la penas y está copada por organizaciones mafiosas tales como las mafias italiana, la norteamericana, la Yacuza y la mafia rusa”.

Transformaciones

Sin detenerse en sus tajantes definiciones, Rossi subrayó que “las organizaciones mafiosas sufrieron transformaciones por el mercado mismo, fruto de su expansión y la creación de nuevos en Europa, mientras que el consumo de la cocaína se estabilizó en EE.UU.; en este último país baja el consumo de cocaína, la que está siendo reemplazada por las anfetaminas y por la lucha antinarcóticos. Ello obligó a modificar las estructuras de los carteles de Cali, De la Costa y el Del Valle; a la vez que se profundizó el mecanismo mediante el cual los mejicanos ingresaron al circuito de tráfico en EE.UU., a través de túneles construidos en los límites fronterizos”.

La doctora en Trabajo Social continuó avanzando en sus apreciaciones refiriendo que “el Cartel de Cali dejó la introducción de la droga a organizaciones que conocieran los intersticios de EE.UU.”.

Rossi, de esa manera se refería al Cartel del Norte del Valle. “Los narcotraficantes se multiplicaron como los panes y los peces y se dedicaron a la introducción de la marihuana, la cocaína y el opio y desde hace un breve tiempo a las anfetaminas. Hay 80 organizaciones mejicanas que trabajan a destajo”.

Las Pymes colombianas

En la lluvia de datos que proporcionaba a una audiencia asombrada, la educadora acotó que “los carteles colombianos fueron reemplazados por las Pymes del narcotráfico. Así se conformaron cartelitos segmentados que trabajan en red muy poco detectables, ya que trabajan en células. A esto acompañan bandas en el agro colombiano. Son los narcos paramilitares que se denominan BACRIM (Bandas Criminales)”.

“Colombia tenía el 80% de la producción mundial y hoy bajó al 60%”, especificó la profesional.

Narcomenudeo

Respecto de Brasil, Rossi expresó que “en ese país las bandas coparon el mercado narco del narcomenudeo con poder de fuego superior al Ejército, acompañadas de la hermandad carcelaria, que puso patas arriba la ciudad de San Pablo”.

Brasil, cabe aclararlo, tiene la selva bastante controlada y es por esa razón que 100 kilómetros antes de la frontera, los narcotraficantes descargan y, ya dentro del territorio brasilero -100 kilómetros- embarcan en otros aviones.

Sorprendió la conferencista aludiendo a la existencia, en Ecuador, -un territorio donde se populariza la corrupción a pasos agigantados-, del Cartel de los Sapos, el que popularizó el “narcocorrido”.

A todo esto, los asistentes a la charla tomaron debida nota sobre que “organizaciones empresarias se están poniendo de acuerdo con colombianos expertos en producción de drogas, mientras que EE.UU. elimina cultivos y narcocorredores”.

Un ciclo que parece infinito

Es necesario indicar, a estas alturas de esta columna, que se está transformando y desapareciendo el tradicional ciclo en el que Bolivia producía la droga, Colombia la procesaba y convertía en pasta base y luego era trasladada en aviones usando “países puente”.

“Como en el mercado nacional y local se está haciendo más complicado introducir droga y bajar costos, se instalan cocinas, muchas de las cuales están en Buenos Aires, a nivel artesanal, por lo cual Argentina, que era un corredor secundario hasta 1993, se ha reconvertido y se están creando nuevos caminos para trasladar la “merca” hasta Brasil, Bolivia, Paraguay y de allí va a África, mediante al Hidrovía”, describió con lujo de detalles Rossi.

El ebola obligó a cambiar la ruta de la droga

“Debido al ebola se cortó el traslado al África. Con barcazas, de manera directa, los cargamentos se dirigen a Mozambique y desde allí el destino final es Asia, a pesar de los radares”, indicó Rossi.

Sobre el final de su charla, Rossi concluyó: “Hay un discurso gubernamental esquizofrénico o hipócrita, el que permitió un Plan Colombia de militarización y un Plan Mérida en Méjico, que atravesó a la policía y que dio como resultante 80 mil muertos. No es casualidad que América este llena de bases militares. Mientras tanto, en Honduras grupos armados pasan la frontera sin control para matar sindicalistas a los fines de lograr el control de opositores y regresan a su territorio. Mientras todo esto sucede EE.UU. utiliza la policía militarizada para contrarrestar el aumento del poder de organizaciones que ya poseen intereses hegemónicos en algunos países. En tanto, la OEA busca trabajar con un paradigma de políticas diferenciadas y las ONG aportan muchas voces en contra”.

“La legalización y la despenalización se está comenzando a discutir profundamente, mientras que la penalización dio resultados nefastos”, finalizó Rossi.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com