Sin jugar bien, Central perdió con Independiente

Los rojos ganaron con justicia en Avellaneda por los goles de Mancuello y Méndez, uno en cada tiempo. El equipo de Russo no hizo pie en la cancha hasta la expulsión de Figal, en el penal no sancionado para los de Arroyito. Pero ni aún estando con superioridad numérica pudo imponerse. La gran figura de Central fue Caranta. Ahora, el campeonato quedó muy lejos.

Central volvió a mostrar una de sus versiones más pobres. Como ante Boca en la Bombonera, la escuadra de Russo asumió una actitud de inferioridad con respecto a su rival, que le manejó el partido como quiso hasta que se quedó con diez, aunque ni aún con superioridad numérica pudo merecer el empate. Sólo por Caranta no perdió por una diferencia mayor.

Independiente ejerció un dominio abrumador desde los 15 minutos del primer tiempo hasta la expulsión de Figal, en la jugada que era penal para Central. Le manejó la pelota en el medio, ensanchó la cancha y se filtró las veces que quiso, con la movilidad de Riaño y las asociaciones entre Montenegro, Pisano y Mancuello. Central llegó solo a los tres minutos con un disparo de Aguirre y luego fue espectador.

Después de acumular méritos en el primer tiempo (llegó ocho veces claras al arco centralista), recién a los 5 minutos del segundo tiempo pudo el Diablo marcar el primero: Mancuello calzó de zurda un disparo desde la medialuna y le daba a los de Almirón la primera ventaja.

Los minutos posteriores a ese tanto fueron los peores de Central, que de no ser por el arquero cordobés habría recibido algunos goles más.

La roja a Figal desaceleró el juego del local y Central, más por retroceso ajeno que por mérito propio, se adelantó para llevar las acciones a tres cuartos de terreno rojo. Allí generó algunas ocasiones como los disparos de Barrientos en el tiro libre de la expulsión y otros intentos de Delgado y Aguirre.

Pero nunca sobrevoló por la cancha la sensación de merecimiento del empate. NI siquiera con las apariciones de Cachete Acuña y Encina, los que entraron en el complemento. Y a cinco del final, el ingresado Jesús Méndez definió de maravillas luego de un centro de Mancuello, que limpió la jugada por derecha y lo dejó solo, para sentenciar la historia.

Es una actuación preocupante la actuación de Central, que enhebra con facilidad buenas y convincentes actuaciones como la del miércoles en Córdoba o ante Arsenal, con otras como esta, que se pareció mucho más a la revancha con Boca, al primer tiempo con los xeneizes en Rosario y al tropiezo con Tigre. Hoy, más que nunca, los sueños canallas de este semestre deberán enfocarse a la Copa Argentina.

(Rosario3)