Plutón y el espíritu de la exploración humana

Exploradores intrépidos, en el siglo XV fueron los primeros que en Europa expusieron, con lujo de detalles, sus primeras e “increíbles” experiencias vividas en la América.
Fue así que el Viejo Mundo tomó conciencia del Nuevo, gracias a la exploración[1] humana que lleva al descubrimiento –localización de algo que de antemano se sabe que existe-[2].
En las postrimerías del siglo XX el mundo se benefició con dos movimientos: el científico y el democrático, los que adquirieron fuerza durante los cuatro y medio siglos transcurridos desde las primeras colonizaciones.
Luego de sucesivos saltos en el tiempo, la sonda Mars Odyssey, lanzada el 7 de abril de 2001, llegó a Marte el 24 de octubre de ese año, a la vez que permitió retransmitir señales de radio a los rovers Opportunity y Spirit.
Otra sonda hizo historia en Marte: la Mar Express, lanzada por la Agencia Espacial Europea (2003) por medio de una lanzadera rusa Soyuz. Así se generaron investigaciones relacionadas con la geología y la historia de Marte, siendo su objetivo descubrir trazas de agua a través de siete instrumentos.
En febrero de 2005 se recogieron evidencias de un mar congelado bajo la superficie del planeta, a sólo 5º al norte de su Ecuador, con una extensión de 900 kilómetros. El descubrimiento más importante fue el de determinar la existencia de hielo marciano, obtenido mediante una cámara estereoscópica HRSC. Se trataba de una superficie circular de hielo, de 35 km. De longitud y 2 km de profundidad, localizada en el fondo de un cráter, en una gran llanura en el polo norte del planeta.
Al momento de la elaboración de esta columna la sonda no tripulada New Horizons de la NASA, lanzada en el 2006 desde Cabo Cañaveral, luego de realizar un viaje interestelar de 5 mil millones de kilómetros, culminó su aproximación de hasta 12 kilómetros, a Plutón –que figuraba desde 1930 como planeta de nuestro Sistema Solar y que en la actualidad es considerado como un planeta enano-, del que registró datos y fotografías a una velocidad de 49.300 kilómetros por hora, la mayor alcanzada por cualquier nave espacial jamás construida, con lo que se dio por concluido el reconocimiento inicial del Sistema solar, una decisión política y científica que vio la luz bajo la presidencia de John F. Kennedy, hace más de 5 décadas.
La nave ya está dirigiéndose hacia el Cinturón de Kuiper, donde numerosos escombros orbitan y en donde existe una posibilidad en 10 mil que la sonda sea destruida si colisiona con alguno de los numerosos residuos que orbitan Plutón.
New Horinzons tiene un tamaño aproximada de un piano de cola y su costo alcanzó los 700 millones de dólares. La información que recogió será enviada a La Tierra luego de cumplir con su fase de recolección de datos para que pueda crearse una imagen completad el astro y sus cinco satélites, a la vez que permitirá que en La Tierra se lleve a cabo un estudio del polvo del sistema Solar exterior y de la atmósfera en torno al planeta “enano” y su luna Caronte.
Hasta ahora los científicos han confirmado la existencia de una capa de hielo polar y nitrógeno escapando de la atmósfera. Hay cordilleras heladas superficiales y las montañas alcanzan los 3.400 metros de altitud.
La superficie plutoniana no parece haber sido alcanzada por meteoros a pesar de residir en un “barrio espacial” donde conviven residuos cósmicos que azotan al planeta y sus cinco lunas.
Plutón está –según la NASA- geológicamente activo y sus zonas de menos de 100 millones de años, lo que significa que representa una fracción de la edad del Sistema Solar nacida hace 4.500 años. “El lecho de la roca tiene que estar hecho de agua-hielo”, puntualizó uno de los científicos que conducen el programa que llevó a la nave al hiper-espacio.
También hay hielo a partir del nitrógeno, del metano y del monóxido de carbono.
Vale apuntar que Caronte –la mayor luna de Plutón-posee su propio cinturón de valles y montañas que se extiende por 960 kilómetros y que están conformadas por cañones profundos, depresiones, acantilados y zonas oscuras que aún representan un misterio para los científicos.

Los robonautas del “Proyecto M”

Lo que nadie dice en la NASA es que en paralelo con este envío de una sonda a Plutón, el presidente norteamericano Obama desistió de enviar nuevamente astronautas la Luna a un costo de 150 mil millones de dólares. En setiembre del 2010 el Congreso le bajó el pulgar al proyecto.
Por menos de 200 millones de dólares, junto a otros 250 por el costo de un cohete, los ingenieros de la NASA habrían ofrecido enviar un robot humanoide a la Luna bajo el nombre de Proyecto M.
Stephen Altemus, ingeniero en jefe de la NASA afirmó que “ya existe un robot humanoide hábil, desarrollado por una empresa dedicada a la fabricación de automóviles y la agencia espacial norteamericana. Su destino es la Estación Espacial Internacional y el objetivo de máxima es que efectúe caminatas espaciales

[1] Encuentro y recorrido a través de lo ignoto.

[2] Daniel J. Bororstin. Ex profesor de Historia en la Universidad de Chicago.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com