EE.UU. se prepara para un conflicto militar-nuclear

Donald Trump aún no asumió como presidente y ya fue advertido por la prensa oficial china tras las apreciaciones de su futuro secretario de Estado Rex Tillerson, quien señaló que Washington bloquearía el acceso a Beijing y a sus islas en el mar de China.

Esto es así en razón que la isla de Taiping, también conocida como la isla Itu Aba, en el Mar de la China Meridional, es fuente de tensión regional en la que están envueltos varios países, según la información de agencias internacionales de noticias.

Estas últimas hicieron saber que dicha prensa señaló que tanto Beijing como Washington “deberían pensar en prepararse para un enfrentamiento militar”.

El China Daily consideró por su parte que “Es mejor no tomar en serio las declaraciones de Tillerson porque son una mezcla de ingenuidad, mirada corta, prejuicios y fantasías políticas”, aunque el medio de comunicación no se privó irresponsablemente de agitar el espectro del conflicto termonuclear, el que implicaría una confrontación devastadora e imprevisible a nivel mundial.

Sistema THAAD

Paralelamente China acordó con Rusia “una serie de medidas no precisadas” contra el previsto despliegue del sistema antimisiles THAAD estadounidense en Corea del Sur, según informó la agencia Xin Hua.
Vale apuntar que el sistema THAAD, entre otras capacidades técnicas, cuenta con un radar de banda X y con el mismo puede ingresar en territorios de China y Rusia.

La contraofensiva chino-rusa buscan salvaguardar sus intereses geoestratégicos los que se ven afectados por la instalación del sistema enunciado en suelo surcoreano desde julio de 2016, momento en que se logró el acuerdo norteamericano y surcoreano que modifica el equilibrio entre las grandes potencias.

Es apropiado, -antes de continuar con el desarrollo de la presente columna- recordar que bajo el título “El conejito blanco de la panza negra”, en una de nuestras habituales columnas ampliamos otro material periodístico que se publicó bajo el título “La estación China del espacio lejano”, en el que detallamos datos relacionados con programas espaciales del Ejército chino en Argentina, ligados a la estrategia de dicha fuerza militar para dominar la guerra tecnológica, a pesar de que se presentará el caso como un desarrollo civil.

La empresa contratista de los trabajos denominada Satélite Launch and Tracking Control General (CLTC) que se presentó oportunamente ante nuestro gobierno como dedicadaa a la telemetría y al rastreo espacial, depende directamente del Departamento General de Armamentos del Ejército Popular de Liberación y la tecnología que desarrolla puede utilizarse tanto para fines civiles como militares.

Cuando en dichos informes simplificamos lo dicho, indicamos que el sistema a instalarse con autorización del gobierno argentino, tendría capacidad de detección de lanzamiento de misiles, sin distinción de nacionalidad y también obtendría ventajas respecto del sistema de telecomunicaciones.

Ahora China, en paralelo, intenta utilizar un mecanismo similar de ocupación territorial en el conflicto del Mar de China Meridional, ya que al reclamar islas artificiales como territorio chino, podría asentarse en las mismas para obtener el mayor alcance de sus fuerzas armadas para regular quién puede o quién no puede acceder a la región.

Armas chinas de destrucción masiva

China efectuó su primera deflagración nuclear el 16 de octubre de 1964, en el sitio de Lop Nor y la última el 29 de julio de 1996, con una potencia de 5 kilotones. La primera con una bomba de hidrógeno tuvo lugar en 1967.

En 1996 se firmó el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (CTBT) y en 1984 China adhirió a la convención sobre Armas Biológicas y Tóxicas, a la vez que ratificó el 25 de abril de 1997 la Convención sobre Armas Químicas (CAQ). El gobierno chino informó que sus armas tóxicas –existentes en dos instalaciones de producción presuntamente de gas mostaza- fueron destruidas antes de firmar el convenio[1].

Incluye la República Popular que nos ocupa armas químicas y nucleares, estimando la Federación de Científicos Americanos que China posee un arsenal mínimo de 180 cabezas nucleares activas y 240 armas nucleares en total a partir de 2009, lo que la transforma en el cuarto arsenal nuclear más grande entre los principales estados poseedores de armas nucleares.

En la actualidad China es signatario del Bilogical and Toxin Weapons Convention y sus funcionarios afirman que el Estado que nos ocupa nunca ha estado envuelto en actividades biológicas con aplicaciones militares ofensivas.

Sin embargo, Ken Alibek, antiguo director de uno de los programas soviéticos de guerra bacteriológica afirmó que reconocimientos satelitales soviéticos identificaron un laboratorio de armas biológicas cerca de un sitio que se utiliza habitualmente para pruebas de ojivas nucleares. Los soviéticos sospecharon de dos epidemias de fiebre hemorrágica que se expandieron en la región a finales de la década del 80, causadas, tal vez, por un accidente en un laboratorio donde los chinos, presuntamente, trabajaban sobre enfermedades virales[2].

En 2005, el Ministro de Exteriores chino publicó un Libro Blanco afirmando que su Gobierno no sería el primero en utilizar armas nucleares en ningún momento y bajo ninguna circunstancia.

Además, el documento llegó a afirmar que esta política de «no ser el primero en usar», se mantendría sin cambios en el futuro y que China no usaría ni amenazaría con usar armas nucleares contra cualquier estado no poseedor de armas nucleares o zonas libres de armas nucleares.

[1] States Parties to the Chemical Weapons Convention
[2] William J Broad, Soviet Defector Says China Had Accident at a Germ Plant, New York Times, April 5, 1999

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com