Estafaron a una quinceañera por $40.000

El responsable de tres eventos en un salón de Perón al 6900, dejó a los invitados sin catering y se esfumó. Hubo gresca y escrache en redes sociales.

La desolación y el desconsuelo todavía reinaba en la casa de Daiana cuando ya había caido la tarde de ayer, y la pesadilla del sábado por la noche no se podía digerir. La familia de la adolescente fue estafada por el responsable de un salón de fiestas ubicado en Presidente Perón al 6900 a quien le pagaron 40 mil pesos para organizar la noche más esperada: la fiesta de 15 años. Pasaron las horas, y el festejo nunca se hizo. La gente se quedó en la puerta, y la homenajeada quedó vestida para la ocasión, dando vueltas en el parque Independencia. El engaño no pasó inadvertido. Los invitados acorralaron a una encargada, y volaron sillas y mesas en señal de repudio. Una mujer fue detenida, pero el timador seguía prófugo. El local fue clausurado por quinta vez.

Juana Riveros es la mamá de Daiana. Una empleada doméstica que se esforzó durante 12 meses para reunir los 40 mil pesos, que mes a mes le iba llevando a Pablo S. a su casa de Solís y Pasco. «Hacía horas extra, turnos complementarios para cumplirle el sueño a la nena. Encima, mi marido perdió el trabajo así que fue doble sacrificio», comenta a LaCapital.

Lo que tanto soñó para su hija se transformó en una pesadilla con el correr de las horas del sábado. A las 17 del sábado se hizo presente en uno de los salones de Perón al 6900 (en el que además estaban previstos dos cumpleaños más) dejó algo de la «mesa dulce», la torta y se volvió a su casa para los últimos retoques al vestido de la quinceañera.

Pero dieron las 18, las 19 y las 20 y el responsable de la fiesta no se hacía presente. «Su mujer de nombre Patricia estaba allí, pero cuando le preguntábamos una y otra vez dónde estaba su marido, no sabía qué decir», comenta la mamá de Daiana quien regresaba a su casa luego de hacer la denuncia.

Peor fue el destrato, que recibió del propio organizador cuando lo llamó insistentemente ya que no había catering, ni empleados, ni fotógrafo, ni filmación como había prometido.

«Me atendía el celular y me decía «estoy a dos cuadras» y cortaba. Así toda la tarde hasta la noche cuando todo terminó en escándalo», dijo la mujer.

Desde las 21, los 130 invitados estaban con sus mejores galas esperando por el festejo de la adolescente. Y al lado ocurría lo mismo con otros cumpleaños de 18 y 15 años. A todos los dejó con las ganas de celebrar.

La estafa se produjo de manera muy directa. El supuesto organizador ofrecía sus servicios por Internet, en redes sociales y citaba a sus clientes en su propio domicilio de zona oeste. A Juana le hacía recibos y le firmó una suerte de contrato a medida que la mujer le pagaba las cuotas.

«La verdad, nunca sospeché. Ahora que estalló todo, vienen y me dicen que fueron víctimas de un mal servicio», reconoce la empleada. Tampoco supo las cuatro clausuras impuestas y que no estaba habilitado para funcionar como salón de fiestas en este local que alquilaba.

De hecho, la Guardia Urbana Municipal (GUM) clausuró por quinta vez el lugar por haber violado las fajas de clausura anteriores.

Mucha tensión

La decepción, y las excusas no dejaron conformes a la mayoría de los invitados. Muchos se quedaron con las ganas de comer, pero se sacaron la bronca de protestar. Y de los reproches, e insultos, algunos se fueron a las manos. Las cosas terminaron en una gresca que fue interceptada por el Comando Radioeléctrico que debió acudir al lugar.

Hacia las 22, se había montado una suerte de piquete con sillas y mesas de plástico en plena calle, luego de que muchos increparon a la estafadora. Antes habían desparramado el mobiliario por el salón.

Se detuvo a Patricia M. de 46 años y la acusaron por defraudación.

Cuando caía la tarde, y el tema comenzaba a tener rodaje en los medios de prensa las redes sociales eran un hervidero. Algunos postearon sus caras para invitar a los usuarios a «escrachar» a los estafadores. Los insultos proliferaron por toda la web. (La Capital)