Argentina se despidió de su gente con goleada

Con goles de Messi (3) y Agüero, la Selección despachó por 4-0 a un rival que no lo exigió en ningún momento.

Por Enrique Gastañaga/Clarín

Los entrenamientos, siempre, resultan relativos. Disparan sensaciones. Se niegan a las conclusiones rotundas. Pasa con la despedida de Argentina en una Bombonera con 40 mil hinchas dispuestos a celebrar. Es la fiesta antes de volar a la aventura mundialista. Es una caricia para el genio y para una formación que sueña con transformarse en un equipo. La oposición es más que mínima: la híper modesta Haití, 108 en el ranking FIFA. No se trata de una medida seria. Entonces, las sentencias aquí no valen. ¿Hasta dónde se exigió Argentina? ¿Hasta dónde aceleró? ¿Cuánto se guardó? Imposible saberlo. Son demasiadas las ataduras que impiden profundizar. De todas maneras, algunas señales se filtran.

Messi, motor de todos los sueños, está en marcha. Se deslizó. Voló. Ridiculizó cuando quiso a los futbolistas de Haití que sólo apuntaban a defenderse, a cerrar espacios, sabiendo que cruzar la cancha con alguna pretensión era una utopía de acuerdo a sus calidades individuales. Messi, tres goles y asistencia en el restante

La Selección es Leo inclusive en un simulacro de partido. El equipo no supo muy bien cómo encontrar a su crack. Había una cierta expectativa por ver si Lanzini, por fin en cancha junto al 10, se enganchaba en la elaboración, pero casi no conectaron. Lanzini nunca se soltó.

En cambio, desde unos metros más atrás que el ex River hoy en West Ham, dibujó una producción interesante Lo Celso de doble 5, sacándola limpia y eligiendo con inteligencia cuándo profundizar o lateralizar el pase. Y Lo Celso hasta supo cuándo ser vertical con sus movimientos, como en esa acción que derivó en el penal que rompió el 0-0 y como en ese cabezazo que tras el rebote en el arquero derivó en el segundo de Messi.

Necesita la Selección que Lanzini prolongue lo que inicia Lo Celso para que Messi no se vea obligado a bajar siempre a limpiar cada ataque.

Tampoco hubo un vínculo fino de Messi con Higuaín. Se nota que Leo dialoga mejor con Agüero que con el Pipa. Es que cuando entró el Kun se advirtió mayor fluidez. Todo lo que Higuaín no había definido en el primer tiempo, enojándose hasta patear un palo tras una ocasión fallida, Agüero lo hizo en su primera chance, como para certificar que se encuentra un escalón arriba del Pipa a pesar de haber jugado casi nada en los últimos dos meses.

Fueron positivas las proyecciones y las inserciones ofensivas por las bandas de Salvio y de Tagliafico, en la primera media hora. Después, se desdibujaron. Fue bueno para el espíritu y la confianza de Pavón el ingreso y la asistencia para Messi en el tercero. Faltó más de Di María, en especial en la finalización.

Lo defensivo no se puede analizar. No hubo ningún tipo de exigencia ofensiva de Haití. Por algo a Caballero nunca le patearon. Hubo una selección enfrente. Hubo un partido. Hubo una Bombonera llena. Se fue la última práctica de la Selección en el país. Dejó a Messi y un puñado de sensaciones. Se viene el Mundial. ¿Habrá tiempo para encontrar el equipo? (Enrique Gastañaga/Clarín)