El municipio denunció en Fiscalía 350 irregularidades de taxistas en la Terminal

Son producto de las inspecciones que la Secretaría de Control viene llevando a cabo desde hace dos meses en la estación

La investigación judicial abierta por amenazas a taxistas en la zona de la Terminal de Omnibus Mariano Moreno sumó un nuevo capítulo.
El secretario de Control y Convivencia del municipio, Guillermo Turrin, llevó a la Fiscalía unos 350 informes realizados por los inspectores que hace dos meses se apostaron en las inmediaciones de la estación de colectivos. Allí se describen desde maniobras para «colarse» en la fila de autos que esperan pasajeros hasta relatos de amenazas o intimidaciones sufridas por los conductores. «Vamos a seguir trabajando para que todas las paradas de taxis sean públicas», destacó el funcionario.

Las actas labradas por los inspectores municipales llegaron la semana pasada a la fiscal de la unidad de investigaciones y juicio, Juliana González, quien investiga denuncias de aprietes en las paradas de taxis de la Terminal. La causa se inició hace dos meses cuando se hizo público un video que muestra a un chofer que golpea pro la ventanilla a otro trabajador que pretendía buscar pasajeros en la dársena de la estación de colectivos.

A esto se sumaron después los testimonios de mujeres taxistas que fueron acompañadas por las concejalas Fernanda Gigliani y María Eugenia Schmuck. El jueves pasado, la fiscal imputó a un chofer por amenazar a una colega y pidió también una prohibición de contacto para proteger a la víctima.

En forma paralela, desde el municipio incrementaron los controles en los alrededores de Santa Fe y Cafferata disponiendo de 20 inspectores que, en turnos, trabajan en la zona 16 horas por día. Durante la noche, cuando el movimiento disminuye, se realiza un seguimiento mediante cámaras de seguridad.

A la Justicia

En los dos últimos meses, los inspectores no sólo detectaron unos 65 coches que fueron remitidos al corralón por faltas graves, por ejemplo no contar con la documentación exigible a un servicio público. Pero además tomaron nota de algunas irregularidades en el uso de las dársenas para el ascenso y descenso de pasajeros.

Esas situaciones quedaron asentadas en los informes que el secretario de Control, personalmente, llevó a la fiscalía. «Son cuestiones que deberán investigarse. Algunas maniobras se detectaron a partir de cámaras y otras las vieron los mismos inspectores. Hay desde maniobras para colarse en las dársenas o denuncias de taxistas que fueron víctimas de intimidaciones», explicó el funcionario.

En todos los casos, los informes apuntan el día, horario y chapa de cada unidad que habría cometido una falta. Los mismos fueron presentados también a las autoridades de la Secretaría de Transporte y Movilidad «para que analice si ameritan sanciones».

Turrin advirtió que «en los 350 informes, hay seis o siete chapas que se repiten en distintas situaciones» y recalcó que «los controles buscan que todos los taxistas puedan trabajar tranquilos en la zona de la Terminal y que las paradas sean libres para todos».

«Excesivos»

Según datos de la Secretaría de Control, entre mayo y junio se inspeccionaron en la zona de la Terminal unos 40 taxis por día. De estos, el primer mes terminó con 40 vehículos en el corralón; el mes pasado fueron 45 los coches de alquiler remitidos al depósito municipal.

El referente de la Cámara de Titulares de Licencia de Taxis, José Iantosca, negó que exista un grupo de taxistas que se haya apropiado de las dársenas de la Terminal. «Las paradas son públicas, todos los taxistas pueden ir a buscar pasajeros en la Terminal», sostuvo y consideró que las denuncias se relacionan «con un grupo que fue a provocar a los taxistas que estaban trabajando. No hay más que eso».

El taxista sostuvo que «los controles no molestan, sólo que resultan extremadamente excesivos, sobre todo en esta época en la que hay poco trabajo».

Para el referente de la Asociación de Titulares de Taxis Independientes (Atti), Mario Cesca, los controles en la zona de la estación están funcionando «relativamente bien».

No obstante, advirtió que «son tan rigurosos que terminan desalentando a trabajar en ese lugar, por miedo a ser sancionados por alguna cuestión menor». (La Capital)