El dólar subió a 30 pesos y hay incertidumbre en el mercado cambiario

Otra devaluación en Turquía contagió a monedas emergentes

La tregua cambiaria de las últimas cuatro semanas se rompió. El dólar retomó una suba sostenida el miércoles pasado y pegó ayer un brusco salto de más de un peso. Cerró a $29,80 para la venta minorista. La demanda de divisas para fuga, la desconfianza en el plan económico y el racionamiento de los billetes que prestó el FMI para abastecer al mercado relanzaron la corrida contra el peso. El mercado externo no ayuda. Una nueva devaluación de la lira turca derramó su impacto sobre las Bolsas del planeta y las monedas de los países emergentes. En Argentina se profundizó el derrumbe de los bonos de deuda y el riesgo país se disparó a 700 puntos, el máximo nivel en tres años y medio.

Fin del armisticio

A fuerza de tasas de interés siderales, aumento de los encajes bancarios y auxilio del Fondo Monetario Internacional, el Ministerio de Hacienda y el Banco Central lograron en julio alcanzar una pax cambiaria, que se extendió hasta principios de esta semana.

Aunque el mercado nunca llegó a equilibrarse porque la demanda de divisas es mucho mayor que la oferta privada, el torniquete monetario había permitido incluso que el dólar bajara levemente el mes pasado, por primera vez en el año, en relación a mayo.

Pero esta tregua comenzó a debilitarse cuando el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció que recortaría de 100 millones a 50 millones la cantidad de dólares que se subastan diariamente en el mercado cambiario. Son los billetes que llegaron con el acuerdo del Fondo Monetario Internacional que se firmó en junio. El organismo habilitó al gobierno argentino a utilizar u$s 7.500 millones del primer tramo de u$s 15.000 millones para contribuir al abastecimiento de esa demanda de divisas. Más de la mitad ya se consumió. Por eso, Hacienda comenzó a racionar esa caja. La decisión alimentó la inquietud de los demandantes de dólares, que temen que se acaben.

Esta tensión comenzó a resolverse a favor del precio del dólar el miércoles pasado, cuando la divisa subió 20 centavos, en un mercado con alto volumen de negocios. El jueves escaló otros 47 centavos y ayer $1,11. Una suba del 6,3 por ciento en tres días. En las mismas subastas oficiales, que hasta el jueves se cerraban a precios por debajo de 28 pesos, ayer cortaron a 29 pesos.

En paralelo, los bonos de deuda mantuvieron su tendencia bajista y las acciones de empresas argentinas que cotizan en Wall Street bajaron. El riesgo país escaló hasta tocar los 700 puntos, el máximo desde mitad de 2015. Los títulos públicos se hundieron ayer hasta 8,5 por ciento.

El efecto Turquía

Al preocupante clima interno, provocado por el explosivo endeudamiento y la acelerada fuga de capitales, se suma un oscuro panorama internacional. Tensiones comerciales y geopolíticas entre Estados Unidos y diferentes países, empezando por China, expectativas de una nueva suba de tasas por parte de la Reserva Federal y la escalada global del dólar inquietan a los mercados globales.

Un nuevo episodio de esa serie se desarrolló ayer con una nueva caída, de 18 por ciento, en el valor de la moneda de Turquía. Ese país experimenta saltos devaluatorios desde principios de año como consecuencia de desequilibrios financieros.

Pero en las últimas horas se sumó una escalada la tensión con Estados Unidos. El régimen turco arrestó a un pastor norteamericano bajo acusaciones de espionaje y de terrorismo vinculadas a un fallido intento de golpe de Estado hace dos años. Se originó una disputa diplomática, y el gobierno de Donald Trump aprovechó para subir los aranceles a la importación de acero y aluminio, un 20 por ciento y un 50 por ciento, respectivamente.

Las Bolsas en Estados Unidos y Europa cayeron ante la preocupación sobre la inestabilidad económica de Turquía y la manera en que afectaría al sistema financiero mundial. Las monedas latinoamericanas también sufrieron: el dólar avanzó 1,39 por ciento frente al real, 1,35 por ciento frente al peso mexicano y 1,12 por ciento frente al chileno. El impacto, igual, fue el menor que el que afectó al peso argentino.

«La tendencia compradora acompañó el ciclo de fortaleza del dólar a nivel mundial, pero con una intensidad no esperada por el mercado», admitió el analista cambiario Gustavo Quintana.

El dólar mayorista subió $ 1,96, al nivel más alto del año. El volumen operado en el segmento de contado se ubicó en u$s 599 millones y en futuros MAE se hicieron 23 millones.

Deuda, temor y fuga

Más allá de las especulaciones, la enorme demanda de dólares para fugar explica fundamentalmente la corrida cambiaria argentina, que ahora se reactivó.

La consultora Economía & Regiones difundió ayer un informe en el que compara la formación de activos externos en el primer semestre del año, que llegó a 16.700 millones de dólares, con el mismo período de otros dos años turbulentos: 2016 y 2014. En el primer caso la triplica, en el segundo la multiplica diez veces.

«Hay una significativa probabilidad de que haya un nuevo round cambiario», dijo la consultora, que entiende que hay una crisis de confianza y credibilidad con el gobierno.

Una de las variables que ve el mercado es que el cronograma de desembolsos del programa con el Fondo hasta fines de 2019 no alcanza para que cierren todas las «cuentas» ya que se necesitarían otros 12 mil millones de dólares para cumplir con los compromisos financieros y cubrir el déficit de cuenta corriente cambiario.

La divisa escasea. Al día jueves, el Banco Central informó una caída de 649 millones en las reservas internacionales. Desde el regreso al FMI ya se perdieron 6.404 millones de dólares.

En este contexto, una encuesta difundida ayer por la Universidad de Belgrano luce inquietante. El 53 por ciento de los consultados cree que el gobierno no logrará controlar el precio del dólar. El economista Arnaldo Bocco, en tanto, aseguró que «las reservas netas para absorber un shock externo son limitadas y la fuga de capitales no se detiene». (La Capital)