Trapitos alcoholizados de La Fluvial se enfrentaron con la policía y la GUM

Un nuevo episodio de violencia con trapitos se produjo el domingo por la tarde, cuando cuatro personas que cuidaban autos en la zona de La Fluvial fueron denunciados por exigir 200 pesos a cada automovilista bajo la amenaza de rayarles el vehículo.

Cuando los agentes de la Guardia Urbana Municipal (GUM) llegaron al lugar con apoyo policial, los acusados comenzaron a arrojarles botellazos y piedras, lo que derivó en la detención de tres hombres y una mujer, todos visiblemente alcoholizados.
Ese no fue el único hecho de agresión contra los agentes. En la zona oeste, un control de documentación terminó con amenazas al personal policial.

Cerca de las 17 del domingo pasado, varias personas que estaban en las calles internas de la zona de La Fluvial se acercaron a agentes de la GUM que estaban patrullando. Les dijeron que tres varones y una mujer que estaban cuidando los coches en el lugar les habían exigido, bajo amenaza, que les entregaran una suma excesiva de dinero para estacionar.

En el acta de procedimiento de la policía consta que les exigían 200 pesos si no les rayaban el auto. Cuando un suboficial acudió a identificarlos, terminó agredido. «La femenina le manifiesta a viva voz «somos cuatro, vamos a sacarlo cagando al botón este»», reza en el parte policial. Lo rodearon, lo insultaron y le arrojaron piedras y botellas. Las agresiones alcanzaron también a los empleados municipales. La cuidacoche les dijo que era portadora de VIH y que si la tocaban, los iba a morder a todos.

Mientras los policías y los municipales intentaban reducirlos y contener la situación, los trapitos desafiaron a los agentes a pelear mientras llegaban refuerzos. En el medio de las refriegas, los cuidacoches se dieron a la fuga.

Dos de ellos salieron corriendo y fueron capturados en el Monumento a la Bandera. Con la situación controlada, los cuatro fueron trasladados a la comisaría Segunda por habérselos encontrado exigiendo dinero bajo amenaza a transeúntes, y además por resistir con violencia el poder de control policial y municipal. Intervino el fiscal de Flagrancia en turno, Damián Cimino.

Ayer, fuentes de la Fiscalía indicaron que los detenidos quedaron en libertad.

Se les confeccionó una causa por resistencia a la autoridad, pero al no presentarse testimonios que aportaran datos para imputarlos de que solicitaban dinero en forma irregular, ganaron la calle en pocas horas.

«La gente se retiraba del lugar, estos cuatro estaban muy alcoholizados y agresivos, no es algo habitual. En este caso, las detenciones fueron por los ataques al personal, pero seguimos insistiendo para que haya denuncia de una extorsión por tarifa fija o una imposición a la voluntad de la gente de colaborar o no», remarcó el titular de Control y Convivencia, Guillermo Turrin.

Según el funcionario, el accionar se desarrolla «donde hay descalabro» o bien por infringir el Código de Faltas, que señala que está expresamente prohibido el lavado de autos en la vía pública. «Actuamos en lugares conflictivos y cuando hay baldes que obstruyen la circulación. La responsabilidad también es para quien habilita el lavado de su coche», remarcó Turrin. «Es un tema conflictivo que debemos intentar resolver entre todos», apuntó y señaló que la crisis económica no se tradujo aún en un incremento en la cantidad de cuidacoches.

Por otra parte, el domingo, a las 20.30, en Provincias Unidas y Forest (zona oeste), agentes de la GUM y policías estaban en un control vehicular. Una moto intentó evadirlo, su conductor perdió el manejo, cayó al piso y cuando quiso fugarse los policías lograron reducirlo. La acompañante amenazó al personal: «Los voy a hacer cagar a tiros, total moto consigo al toque», les dijo. Ambos fueron derivados a la seccional 14ª.

Aval para algunos

Para el titular de la Secretaría de Control y Convivencia Guillermo Turrin, la problemática de los cuidacoches «resulta compleja».Para graficar la heterogeneidad de la situación, el funcionario indicó que han recepcionado varios pedidos de vecinos del macrocentro que solicitan «por escrito» no sacar de algunas cuadras a varios de ellos. (La Capital)