Sexo: Los diez errores más comunes

1. No tener sexo seguro. El preservativo es condición sine qua non en un encuentro íntimo. En el caso de tener pareja estable, hay que estar muy confiado y tener sobradas pruebas de que el otro no pueda llegar a contagiarnos alguna de las tantas enfermedades de transmisión sexual

2. Creer que el sexo es sólo penetración. Nadie debería evitar una «previa» adecuada ni creer que cada encuentro es una competencia o escalada de orgasmos. Besos, caricias, masajes, masturbación… El sexo tiene y pide su tiempo, relajación, creatividad y no necesariamente tiene que terminar en penetración.

3. Miedo, fiaca o rechazo a practicar sexo oral. En la lengua y tantas otras zonas de la boca se encuentran eficaces herramientas para provocar, más allá de momentos inolvidables, el mejor de los orgasmos. No es una obligación ni mucho menos, pero no dejes de preguntarse: ¿qué me estaré perdiendo? Si algún integrante de la pareja nunca lo practicó o tuvo experiencias traumáticas, ayúdense a descubrir lo bueno que tiene esta otra forma de besar el cuerpo

4. Querer «terminar» al mismo tiempo. No siempre es posible, mucho menos si es lo que se espera o en lo que estamos pensando durante gran parte del encuentro sexual. Así como hay una previa, hay un «durante» por disfrutar, más allá de cómo y cuándo llegue el final.

5. Tener miedo a probar cosas nuevas o no atreverse a decir lo que de verdad te gusta. Así como tenés que comunicarte con tu pareja para que sepa qué y cómo te gustaría hacerlo o que te lo haga, que él también sepa que estamos dispuestos a escuchar sus preferencias y que, en la medida de lo posible, haremos todo por complacerlo. Eso sí, cuidemos el tono y los modos. No vaya a ser cosa que terminemos ordenando el tránsito en la cama o manejando el encuentro como si fuera un videojuego.

6. Restarle importancia a la estimulación con material pornográfico o juguetes sexuales. Si surge el deseo o la curiosidad, ¡adelante! Vayan juntos a un sex shop y elijan algún artículo con el que los dos se sientan cómodos.

7. Imponerse una performance o una frecuencia a cumplir. Si bien hay estadísiticas que establecen como promedio sugerido un mínimo de dos encuentros por semana, cada pareja debe acordar la cantidad y estilo de relaciones según sus deseos y posibilidades.

8. Insistir en un encuentro sexual. Si ves que ese día no hay onda, mejor dejarlo para el siguiente. No te pongas pesada y no le exijás tener un encuentro a como dé lugar. Más allá de cualquier fantasía, el sexo no se lleva bien con la prepotencia ni la violencia.

9. Insistirle al otro para que revele sus fantasías. Si es medio reticente a contarte lo que le gusta, tenés que ser cuidadosa y generar el espacio para que se sienta cómodo. Respetá sus tiempos.

10. No cuidar el «tercer tiempo». Lo que hagamos después de haber terminado configurará, seguramente, los próximos encuentros sexuales. No todo será igual si se duerme, prende la tele o agarra la Blackberry o se encierra una hora en el baño bajo la ducha… También está bueno descubrir qué le gusta al otro o qué podrían seguir compartiendo una vez que todo parece haber terminado. (Ohlala)