Rossi, el gran ganador de un fin de semana excepcional en Rosario

El piloto de Toyota se adjudicó la final del Súper TC2000 en el autódromo Juan Manuel Fangio. Pechito López y Werner completaron el podio. Una multitud acompañó a la gran cita que incluyó homenajes al Flaco Traverso y al sobrino del Chueco de Balcarce. La ciudad volvió a demostrar su pasión por los fierros.

Como punto máximo de un fin de semana excepcional Matías Rossi (Toyota Team Argentina) levantó ante una multitud el trofeo al máximo vencedor en el autódromo Juan Manuel Fangio de Rosario: una réplica del Monumento a la Bandera. Fue el premio tras haber obtenido de manera categórica la final de la segunda fecha del 2º Campeonato Argentino de Súper TC2000, disputada este domingo en la ciudad.

Fue la primera victoria en la temporada para Toyota, que copó tres de los primeros cinco lugares. José María López (Equipo Petrobras) y Mariano Werner (Toyota Team Argentina) completaron el podio.

“Es un resultado impresionante para el equipo”, resumió el ganador, que el sábado se había quedado con la pole position y este domingo se impuso de punta a punta. “Empecé con cautela, pero después de la mitad de la carrera fui a fondo”, agregó.

El de Rosario es un circuito corto y eso hace que la competencia sea apasionante. Hay fricciones y, para ganar posiciones, no queda otra que meter el auto. Y así lo evaluó el gran vencedor, justo antes de ingresar a la conferencia de prensa: “El autódromo y la pistan están muy bien. Me parece que habría que mejorar los pianos. Son bajos y eso permite pisar la tierra, lo que hace que la pista se ensucie y eso perjudica al que lidera el pelotón, que no encuentra el camino siempre igual”.

Tras las primeras dos fechas, el certamen es liderado por Facundo Ardusso con 43 puntos, seguido de Rossi con 38 y Werner, con 30. La próxima etapa se disputará el 12 de mayo en el autódromo El Zonda-Eduardo Copello de San Juan.

Las tuercas, pasión de multitudes

La competencia principal fue el punto cumbre del paso del STC2000 por Rosario. Durante toda la semana, la llegada de los pilotos y equipos acapararon la atención. Y el viernes, con las primeras pruebas formales, comenzaron los movimientos oficiales sobre el asfalto del renovado circuito.

Fue allí mismo donde, en la Fórmula 2.0., Julián Santero, oriundo de Mendoza, se adjudicó la carrera. Allí hubo un condimento especial para los fierreros locales: los pilotos Manuel Luque y Felipe Schmauk, del equipo rosarino Litoral Group, se subieron al podio.

Algo similar sucedió en la categoría Fiat Punto Abarth, donde el ex jugador de Newell’s Bruno Marioni triunfó y celebró. Tras él, arribaron Hernán Llamazares y Federico Sciaccaluga.

Entre esas competencias y la final del Súper TC 2000, saltaron a la pista tres visitas de lujo que tuvo la ciudad y que fueron homenajeadas por las máximas autoridades municipales. Uno de ellos fue Poppy Larrauri, quien asomó con su BMW STC cahassis 021, ganador de la Copa de las Naciones de los años 1996 y 1997.

En simultáneo, la intendenta Mónica Fein reconoció a Juan María “El Flaco” Traverso y a Juan Manuelito Fangio, sobrino del Chueco de Balcarce, como visitantes distinguidos.

La ciudad y la gente de toda la región volvieron a demostrar que la pasión por las tuercas está intacta. Solo el sábado, durante las vueltas de clasificación, el público se acercó masivamente al autódromo. Y envalentonados por el excelente clima que acompañó a estos tres días, este domingo una multitud vivió la jornada completa, que se inició a la mañana temprano.

Para disfrutar de la adrenalina y la velocidad, había que desembolsar 200 pesos por las entradas generales, 300 por las preferenciales y 400 para tener el privilegio de estar en boxes.

En ese sentido, los atractivos eran varios. Estar cerca de los autos, pasar por las carpas de sponsors y disfrutar de las actividades que ofrecían, hacer pruebas de manejo con motos y hasta dejarse llevar por la presencia de las tan reconocidas promotoras que acompañan cada jornada de automovilismo. “Esto es una cosa de locos”, describió un espectador al pasar cerca de la carpa de prensa, mientras hablaba por su celular.

Tal vez se refería a la gastronomía o al merchandising, dos cuestiones que siempre tientan. Este domingo, en Rosario, para comer un choripán había que desembolsar 20 pesos en alguno de los puestos ambulantes. Y si la tentación estaba entre los stands más preparados, había que estar dispuesto a pagar 45 pesos por un sándwich de jamón y queso y un agua mineral.

Para los exigentes, sentarse entre los boxes a comer un bife de chorizo, no costaba menos de $85. Al menos, pinta no le faltaba.

Para quedarse con algún recuerdo: 60 pesos una bandera de cualquiera de los equipos o marcas de autos, 250 un chaleco característico de la categoría o 100 pesos las gorras. La otra opción: quedarse abajo del podio y luchar cuerpo a cuerpo con otros fanáticos por los souvenirs que desparramaron Rossi, López y Werner desde el podio.

Los pilotos saben de qué se trata y entienden en el juego: antes y después de la carrera se sacaron fotos con los fanáticos y firmaron cientos de autógrafos.

A primera hora de la tarde, empezó la desconcentración. Familias enteras y grupos de amigos dejaron el autódromo y aún no salían de su asombro por la potencia, la adrenalina y el espectáculo que generó el Súper TC2000. Y más aún, cuando entre los autos particulares de la gente se empezaron a mezclar por la avenida Jorge Newbery las mismas máquinas que minutos antes estaban sobre la pista. Y allí los saludaron con efusividad, esperando por su vuelta en 2014.

(Rosario3)