Cristina Kirchner: «El gobierno no permite que le marquen la cancha»

Se pronunció así horas antes de la marcha de silencio por el fallecido fiscal Alberto Nisman.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró ayer que su gobierno “no permite que nadie le marque la cancha”, que la Argentina es “un país de ovarios, por lo menos hasta el 10 de diciembre” cuando culmina su mandato y remarcó la necesidad de “garantizar que quien conduzca” después de diciembre “tenga las mismas ideas”.
  
“En el 2015 tenemos que garantizar que quien conduzca tenga las mismas ideas, ésa es la mejor herencia que debemos dejar”, dijo al hablar por cadena nacional durante un acto en la localidad bonaerense de Zárate donde no hizo ninguna referencia al fallecido fiscal Alberto Nisman ni ala marcha que se realizó en su memoria.
  
Allí la mandataria “estamos abiertos a todo el mundo, pero sin imposiciones de nadie, porque somos un país, como digo yo, de ovarios, por lo menos hasta el 10 de diciembre, después va a haber que elegir”.
  
Recomendó abrir “bien los ojos” y aclaró que “no estoy hablando de conspiraciones, no es un mundo de conspiraciones, eso déjenlo para las novelas de John Le Carré, es un mundo de intereses querido, de intereses que quieren que unos estén subordinados y los otros mandarnos, y se enfrentan con gobiernos como este que no permiten que nadie le marque la cancha”.
  
En el acto de puesta en marcha a pleno de la central nuclear Atucha II, continuación de tres ceremonias similares realizadas en los últimos meses en las que celebró su funcionamiento por tramos, la jefa del Estado estuvo acompañada por el vicepresidente, Amado Boudou, parte de su gabinete y de varios gobernadores.
  
Cristina, quien se definió como la que más hizo por el proceso industrializador “desde el peronismo de Perón”, afirmó que “no son voces ingenuas” las de los sectores que cuestionan la política industrial de su gobierno y exigió que “no nos vengan a contar a nosotros que no vamos a defender el trabajo y las empresas de los argentinos”.
  
En un discurso transmitido a través de la cadena nacional, la quinta en lo que va del año, la presidenta resaltó ante los militantes que ella no es “ingenua” y, por tanto, advirtió que los argentinos “estamos cruzados por profundos intereses políticos”, pero aseguró que “este gobierno no permite que nadie le marque la cancha”.

Golpes sobre la mesa. Luego, al citar un almuerzo durante el gobierno de Fernando de la Rúa con la Unión Industrial, afirmó sin nombrarlo que “un empresario, justamente el que más crítico fue de los acuerdos con China, golpeaba sobre una mesa, donde estaba sentado el presidente y los platos se movían. Le gritaba al presidente”, señaló que le contaron.
  
“¿Algún argentino se imagina (a un empresario) gritándole y golpeándole la mesa a esta presidenta?”, se preguntó, “ese es el verdadero problema que hay, que al que se fue, después de entregar la vida (por Néstor Kirchner) nadie le gritaba y que a mí, ni siquiera él me gritaba, mucho menos un empresario”, manifestó.
  
Según añadió, “ése es el verdadero problema que hay en la Argentina. Que antes gobernaban otros, que no eran los que la gente votaba en cada elección, al punto tal que podían golpearle la mesa y hacerle volar los platos”.
  
Luego de sostener que ciertos poderes “se enfrentan con gobiernos como éste que no permite que le marquen la cancha”, señaló que “es bueno que deje de haber tanto secretismo y que la gente pueda saber lo que se discute” porque “la verdadera disputa de poder en la Argentina está disimulada y soterrada por los medios” de comunicación.
  
Cristina, quien no hizo referencia a la misteriosa muerte de Nisman, sentenció: “Me enorgullezco de decir que somos un país líder en materia de derechos humanos” y que “no nos perdonan haber terminado con la ignominia de la obediencia debida y punto final”.
  
La jefa del Estado planteó que “hay un mundo nuevo, hay actores nuevos” y que, “lejos de ser malo, es bueno para nosotros” esa situación porque “nos permite tener socios, nos permite dejar de ir siempre de punto, porque eso es lo que nos proponían siempre: ir de punto y los argentinos estamos cansados de ir punto, queremos ser banca alguna vez”.

(La Capital)