Comenzó el juicio contra Juan Carlos Schmitt, el mecánico que atropelló y mató a un joven

La madre de la víctima dio ayer un desgarrador testimonio ante el tribunal. Y una vecina recordó los primeros minutos tras el siniestro

Por Lucía Demarchi/La Capital

El juicio contra Juan Carlos Schmitt, el mecánico de 47 años que atropelló y mató a un cadete en marzo del año pasado en barrio Belgrano, comenzó ayer y el relato más duro de la jornada lo brindó Elsa Romero, la madre de la víctima fatal, Damián Orgaz.

El joven tenía 26 años, trabajaba como delivery y falleció mientras se desplazaba en una moto tras ser embestido por el Audi TT que probaba Schmitt a unos 170 Km/h en barrio Belgrano.

Si bien su testimonio estaba previsto para hoy, los jueces accedieron a su pedido para adelantar la presentación. Elsa y Damián trabajaban en un resto bar ubicado en Mendoza y Solís.

Hacían doble turno y, como vivían en la misma casa, pasaban juntos casi todo el día. «Salíamos en la moto de mi casa y hablábamos hasta llegar al trabajo. Ibamos siempre despacio para poder escucharnos. Trabajábamos, volvíamos, limpiábamos un poco y nos íbamos a trabajar de nuevo. Cuando salíamos a la noche, a los 2 o 3 de la mañana, comprábamos helado y nos quedábamos charlando hasta la hora que sea».

«Damián era un chico noble, especial. Era mi compañero, mi amigo, mi compinche», dijo Elsa, que ayer relató ante el Tribunal cómo vivió ese fatídico 31 de marzo, el día en que se desató el siniestro que terminó con la vida de su hijo.

«Llegamos al trabajo y, como nunca, ya había dos pedidos para sacar. Damián los fue a repartir. Un rato después viene el gerente y me dice: «Parece que Damián se lastimó». Agarré gasas y agua oxigenada y fuimos. Cuando llegué me di cuenta de que no lo podía curar con eso. Estaba destrozado. Me hacía señas con los ojos. No podía hablar porque tenía la boca llena de sangre».

La primera en llegar

Elsa encontró a su hijo en lo brazos de Pamela C., una profesora de educación física que fue la primera en socorrer al muchacho y ayer también brindó testimonio ante los jueces.

Pamela vive con sus padres en Río Negro casi esquina Campbell. Ella y su madre, Liliana B. (también testigo), coincidieron: escucharon un estallido y salieron a ver qué había pasado. La luz se había apagado en la calle, pero pudieron observar un auto estrellado contra una columna de electricidad. «El auto estaba destruido. Había partes por todos lados», recordó Pamela. Pero la joven vio algo más: primero notó la caja de un repartidor en el medio de la calle. Más adelante, un casco y, desperdigados, pedazos de una moto. Su mamá buscó una luz de emergencia para intentar ver algo. «Empiezo a buscar, voy hasta el cordón y a 50 metros del auto veo un chico sin brazos y sin una pierna. Estaba vivo».

Pamela asistió a Damián antes de que lo llevaran al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), donde murió. «Le di primeros auxilios. El me miraba pero nunca me habló», dijo. También contó que vio a Schmitt mirando fijo al auto. «Le grité que me ayudara porque (Orgaz) estaba vivo. Se quedó mirando el auto, se agarraba la cabeza, pero no vino. Después cruzó y se sentó en el cordón de la vereda», recordó.

Pamela no conocía al conductor del auto, pero Liliana sí. «Pasaba siempre por la diagonal probando autos. Tenía un taller en Río Negro y Perú», contó la mujer. Según dijo, lo recuerda a mediados de la década del ’90 realizando estas prácticas.(Lucía Demarchi/La Capital)