Piden que se investigue el caso de la embarazada que murió por una infección generalizada

«Queremos saber qué pasó», dijeron los hermanos de Eliana, la joven de 22 años que falleció el domingo. Hay varias líneas investigativas.

Por Carina Bazzoni/La Capital

La familia de Eliana Coppola no tiene consuelo. La joven de 22 años, embarazada de casi cinco meses y madre de dos niños, falleció el domingo a la madrugada en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) por una infección generalizada que resultó fulminante. Dos días antes, se había hecho un control prenatal, donde no se había detectado ninguna anomalía. «Queremos que se investigue qué pasó, porque es lo menos que le debemos, que se haga justicia», reclaman los hermanos de Eliana, reunidos en la cocina de la casa humilde de Empalme Graneros que la joven compartía con su familia.

La investigación de la muerte quedó en manos de la fiscal de Homicidios Culposos, Valeria Piazza Iglesias. Desde el Ministerio Público de la Acusación se aclaró ayer que la vinculación del fallecimiento a la posible práctica de un aborto clandestino es una de las líneas de investigación, por ahora no corroboradas, y que se siguen otra líneas investigativas aunque no se precisó cuáles. La última palabra la tendrá la autopsia, que probablemente se realice esta semana (ver aparte).

Para la familia de Eliana es «imposible» que la joven hubiera decidido poner fin a su embarazo. «Eli estaba muy contenta con su embarazo. Era una nena y ella siempre había querido tener una hija. Se lo había contado a toda la familia y, con su marido, estaban pensando en hacer una pieza para mudarse los cinco», asegura Lucas, uno de los siete hermanos de la chica. El más cercano y el más «compinche».

Su amiga Alejandra abona esa certeza. «Siempre fue muy buena madre y estaba muy contenta de tener una nena», porque ya tenía dos hijos varones, de cinco y dos años. «Le mostraba a todos la ecografía de su bebé y les decía «mirá que linda nenita voy a tener»».

Los días previos

Ambos repasan los días previos a la muerte de Eliana intentando encontrar una señal que pudiera haberlos advertido del desenlace. Como relató ayer la mamá de la joven en la Fiscalía, Eliana no demostraba tener ninguna complicación con su embarazo. «Era una chica bien fuerte que andaba de acá para allá con sus chicos», afirman.

Según contaron, el martes pasado la joven concurrió al centro de salud Juana Azurduy porque le dolía la muela. La odontóloga decidió sacarle la pieza dental «y se encontró con un quiste lleno de pus». El jueves, volvió a ver a la profesional porque «seguía con dolor» y le recetaron antibióticos.

Un día después, volvió a atenderse al centro de salud. «La vi venir caminando y me dijo que le dolían las piernas y la espalda, pero que la doctora la controló y escuchó el latido de la beba», recuerda Lucas.

El centro de salud queda a menos de tres cuadras de la casa de la familia Coppola. Por la distancia y por la familiaridad que tienen con sus profesionales, a quienes llaman por su nombre, todos los miembros de la familia se atienden allí.

Lo menos pensado

Lucas y sus hermanos están sentados en la cocina de la casa de su mamá, un espacio pequeño con pocos muebles. Desde ese lugar se accede a varias habitaciones, en una de las piezas vivía Eliana junto a su pareja y sus hijos.

Lucas cuenta que el sábado, la mujer se levantó temprano «porque se tenía que hacer unos análisis». Cuando salió de la cama le contó a su mamá que había encontrado las sábanas mojadas y que le dolía la panza. Sobre el mediodía, el dolor crecía y una de las hermanas la acompañó a la Maternidad Martin.

«Ahí le dijeron que la bebé (sic) llevaba tres días muerta, que la infección le estaba afectando los riñones y que tenían que derivarla al Heca para operarla», narra Alejandra.

Una ambulancia trasladó a la joven al hospital de emergencias donde la operaron de urgencia, «incluso antes de que firmáramos el consentimiento para la cirugía». Después vinieron horas de una prolongada y extensa angustia.

«Toda la familia estaba en la puerta del hospital y a las cuatro de la mañana nos dijeron que la infección era muy grande y que su salud estaba muy complicada. Dos horas después nos dijeron que había fallecido. No me dejaron verla, ni despedirme. Por eso ahora vamos a pelear para que se investigue qué es lo que pasó, porque es lo único que nos queda hacer por ella», concluye Lucas.