Feroz persecución y golpiza de supuestos policías a un joven

El sábado a la noche en zona norte dos personas armadas que no se identificaron agredieron al dueño de un utilitario que confundieron con un ladrón. Descendieron de un auto y apuntaron a la víctima, quien por temor salió corriendo. Le abrieron la cabeza de un culatazo y le rompieron el tabique. Dijeron ser policías de civil pero nunca lo comprobaron.

Veinticuatro horas después, con su nariz quebrada por una patada y cuatro puntos en la cabeza por un culatazo, Erico Neironi aún no entiende qué fue lo que pasó el sábado a la noche en la zona norte de la ciudad. Se bajó de su utilitario Partner blanco cerca de las 22 sobre calle Matheu, rumbo a bulevar Rondeau, y dos personas a bordo de un Ford Focus gris le cruzaron el auto, lo apuntaron con un arma y le dijeron que se quedara quieto. Por temor, el joven de 34 años salió corriendo y se inició una violenta cacería que incluyó dos disparos y que culminó de una manera tan enigmática como su comienzo: los supuestos policías de civil que nunca se identificaron lo llevaron al hospital y quisieron comprar su silencio.

«Se bajaron del auto, me apuntaron con un arma y me dijeron «quedate quieto». Yo no sabía si eran policías o no, me dio miedo y salí corriendo. Me persiguieron con el auto a contramano por tres cuadras, dispararon dos veces, no sé si a las piernas o al aire, y después cuando paré de correr me pegaron. No sabía si me querían robar, o matar, si me habían confundido con alguien. Recién cuando me dijeron que estaba robando la camioneta pensé que eran policías y les dije que no, que la chata era mía y le mostré los papeles. No podían creer lo que habían hecho y me llevaron al hospital», contó Neironi.

De nuevo: Erico se bajó de su camioneta cerca de las 22.15 del sábado. Iba al kiosco que está al lado de la Shell de Rondeau y Matheu, barrio Alberdi. Cuando lo interceptaron en el auto corrió. Lo agarraron a la vuelta de ese punto, en Rondeau y Vieytes. Mientras le pegaban, alguien pasó en bicicleta y les pidió a los supuesto policías que pararan. Otra persona dio aviso al 911 y llegó un patrullero, a las 22.22.

Sin embargo, los policías con uniforme no asistieron a Neironi, lo dejaron a merced de sus agresores, en autos no oficiales y sin identificación alguna.

– ¿Cómo que la camioneta es tuya?
– Sí es mía.
– No, no puede ser tuya…
– Es mía, la uso para trabajar, te muestro los papeles.

Los dos supuestos policías de civil que lo persiguieron -«un gordito petiso y otro de unos 35 años, muy parecido al boxeador Maravilla Martínez», según describió la víctima-, fueron hasta el utilitario, comprobaron los papeles y después se ofrecieron a llevarlo al hospital Alberdi.

Neironi ingresó al sanatorio pero los agresores no lo hicieron. Los médicos de guardia realizaron las curaciones y cuando salió, cerca de la medianoche, lo estaba esperando afuera del centro de salud el supuesto policía, el que es parecido a Maravilla Martínez, para ofertarle «hacerse cargo de todo y pagarle lo que haga falta».

«Con él estaba otra persona que me dijo que no tenía que haber corrido, que la saqué barata», narró el joven, que según los médicos deberá operarse la nariz. Tiene el tabique roto, por una patada que recibió en el piso, cuando ya había sido golpeado con un culatazo de pistola en la cabeza. Cuatro puntos de sutura dejaron constancia de esa primera agresión.

El rol de los patrulleros

Neironi realizó la denuncia en la Jefatura de Policía el domingo a la mañana, ante la División Judiciales. Otorgó la identidad de la persona que lo llevó al hospital, que dijo ser un policía, Pablo M., y le dio un número de DNI y un celular, aunque no serían reales.

Otra versión que aportaron testigos indica que los agresores no eran policías que estaban de civil sino personal de una agencia de seguridad privada que trabaja en la zona.

En ambos casos, si fue un abuso policial producto de un error o un ataque parapolicial, no se explica cuál fue el rol de los patrulleros que llegaron a la zona y el de los uniformados que no asistieron a Neironi. Además del 911, habría llegado un segundo móvil de la comsaría 10°, según la denuncia radicada en Jefatura.

La persecución

Neironi corrió desde calle Matheu, casi Rondeau, hacia Agrelo. El Ford Focus con su piloto y acompañante lo siguió en contramano. El joven tomó por Agrelo hacia el norte, cuando cruzó Vieytes pidió auxilio a una pareja que estaba en un auto.

«Llevame que me quieren matar», les dijo pero se asustaron y se fueron. Neironi llegó hasta el paredón del club Banco Nación y allí uno de los hombres armados efectuó dos disparos. La Brigada de Balística debía realizar un procedimiento para ver si daba con esos proyectiles y los lugares dónde impactaron.

El joven pegó la vuelta por Agrelo, eludió a los supuestos policías, tomó por Vieytes y fue hacia Rondeau en busca de personas que lo auxilien. Pero en el bulevar, uno de sus agresores lo interceptó y le volvió a apuntar con el arma. Después de tres cuadras, Neironi se detuvo.

«No me hagas nada, yo no hice nada», suplicó. Sintió el golpe en la cabeza y después la patada en la nariz y quedó tendido en el cantero de bulevar Rondeau. Se sumaron más personas y habrían sido cinco en total. Llegaron los dos patrulleros pero no intervinieron.

(Rosario3)