Dudas y certezas sobre el crimen del comisario Morgans

Los delincuentes actuaron a cara descubierta y está filmado cuando salieron a pie, pero no fueron identificados. Revelan que el comisario ya estaba herido cuando intentó sostener el revólver con el que lo ejecutaron desde corta distancia. Hubo cinco allanamientos.

La autopsia sobre el cuerpo del comisario principal Guillermo Morgan, asesinado el martes en un local de pago de impuestos y servicios de su hijo, arrojó que fue ejecutado desde corta distancia. En su mano izquierda hallaron pólvora de un arma que no corresponde a su pistola reglamentaria 9 milímetros y los investigadores entienden que es de los dos delincuentes que irrumpieron en el lugar.

«La hipósteis más fuerte es que intentó sostener el arma de fuego con la cual le estaban apuntando», explicó este miércoles el fiscal Florentino Malaponte, que quedó al frente de la investigación. Alrededor del cuerpo se encontraron tres cápsulas y dos son de un revólver. Al arma reglamentaria Morgans la tenía en su poder. La otra no fue hallada.

Con esos elementos, los investigadores creen que, ya herido, el jefe policial se trenzó en una lucha con al menos uno de los dos partícipes del crimen. Y que el último tiro fue el que recibió en la cabeza. Antes había sido herido en el tórax.

«El disparo en la región de la cabeza es el último de los dos. No obstante, las heridas que le causan la muerte también son las del balazo en el tórax, que le atravesó la aorta y los pulmones», confirmó Malaponte.

Alto, policía

Morgans estaba de civil -sin uniforme- cuando pasó a saludar a su hijo. Con los dos solos en el negocio, uno se dispuso a contar la recaudación del momento y a dividirla en sobres mientras compartían un mate. Allí fue cuando los sorprendieron los dos sujetos y los redujeron.

El primero recibió dos culatazos en la cabeza que le produjeron cortes constatados en la autopsia: uno de cuatro centímentros y el otro de uno; el segundo, el dueño del local, tenía las manos atadas con precintos.

Fue allí cuando cruzaron miradas y el padre, que tenía 24 años de experiencia en la fuerza y era jefe de la Agrupación de Unidades Especiales de Rosario, elevó la voz para identificarse como policía. «Todo indica que ahí empezó el intercambio de disparos», especificó el fiscal. Fue feroz: un allegado sostiene que hubo doce tiros en un espacio de dos metros.

El robo, la hipótesis

Con el paso de las horas cae con mayor fuerza cualquier tipo de versión que hable de un ataque directo al comisario Morgans. Todas las pericias y testimonios hacen comprender a los fiscales que el fatal desenlace se dio en un robo.

El relato del hijo, único testigo directo de la ejecución de su padre, y los análisis sobre las cámaras de seguridad privadas de la zona, refuerzan la idea del asalto. «Todo cierra en esa hipótesis», aseguró Malaponte. Se llevaron una suma de dinero «no especificada pero sí considerable».

Los dos delincuentes estuvieron pocos minutos adentro del comercio de Rodríguez al 200 y salieron caminando hacia Catamarca. Apenas apuraron el paso, según relataron ante la Justicia algunos transeúntes que se alarmaron por las detonaciones que escucharon.

Más allá de los testimonios, en el Ministerio Público de la Acusación constataron que hay más personas que vieron la salida de los ladrones y no brindaron su versión. De hecho, están tratando de identificarlos y hasta pidieron colaboración. «Que nos ahorren el tiempo de buscarlos, que no tengan miedo y se acerquen», solicitó el fiscal.

Todas las imágenes serán sometidas a pericias y a buscar mejorar la calidad para poder señalar con un rostro preciso o nombre y apellido a los asesinos, que actuaron a cara descubierta. De hecho, no descartan aún encontrar más videos en otras casas de Pichincha.

Por más precisiones

La duda que aún tienen los investigadores es cómo dos asesinos de un alto jefe pudieron escapar a pie de Pichincha tras ejecutar a un policía. Algunas versiones los ubicaron en un colectivo, por lo que hasta detuvieron unidades en movimiento. Otros dicen haberlos visto subirse a un taxi. «Eso no pudo ser confirmado», detalló el funcionario judicial.

Tampoco pudieron establecer si el comisario principal hirió a los atacantes. En principio, no habría sangre de otra persona en el lugar y la fiscalía no recibió ninguna notificación de un herido de bala de ningún hospital, como sucede en esos casos.

Lo que sí, desde el momento del crimen, que ocurrió cerca de las 15.30 del martes, hubo cinco allanamientos y demoraron a varias personas, aunque rápidamente fueron liberadas al no tener elementos firmes para acusarlas.

Los datos a partir de los cuáles surgieron los procedimientos salieron de llamados anónimos a comisarías y al 911 y de relaciones con otros episodios. Pero nada firme. Lo que sí saben con precisión los investigadores es que el comisario principal Guillermo Morgans luchó hasta donde pudo con los dos delincuentes.

Lo golpearon dos veces en la cabeza, fue reducido, se incorporó y dio la voz de alto. Allí se produjo un feroz tiroteo y un forcejeo: él intentó sostener el arma con la que le apuntaban a la cabeza. A pesar de que ya estaba mortalmente herido, no tuvieron piedad.

(Rosario3)