Histórico discurso del Papa Francisco en la ONU

Ante la Asamblea General, y en español, Francisco cuestionó a los organismos financieros, habló sobre el cambio climático, el narcotráfico y la corrupción y pidió la «total prohibición» de las armas nucleares.

Después de pararse ante la clase dirigente estadounidense, el papa Francisco subió hoy la apuesta al dirigirse a los líderes de la comunidad internacional desde la Asamblea General de las Naciones Unidas, en otro discurso provocador de la gira papal a Cuba y Estados Unidos.

Poco antes de las 10 (11 en la Argentina), el Papa comenzó su discurso en español, que se extendió por algo más de 40 minutos y en el que abordó temas que dividen y preocupan al mundo en la actualidad, como las reglas de los organismos financieros internacionales, el narcotráfico, el cambio climático y las armas nucleares.

Los organismos financieros han de velar por la no sumisión asfixiante de los países a sistemas crediticios que someten a los poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia»

Después de hablar sobre el avance tecnológico y de elogiar la labor de las Naciones Unidas, el Papa pidió atender la «necesidad de una mayor equidad» que «vale especialmente para los cuerpos con efectiva capacidad ejecutiva, como es el caso del Consejo de Seguridad, los organismos financieros y los grupos o mecanismos especialmente creados para afrontar las crisis económicas». «Esto ayuda a limitar todo tipo de abuso o usura sobre todo con los países en vías de desarrollo», mencionó.

El Papa también dio fuertes definiciones sobre el concepto de poder. «La justicia es un requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal. La limitación del poder es una idea implícita en el concepto de Derecho, dar a cada uno lo suyo, siguiendo la definición clásica de justicia», explicó, ante un auditorio atento, que lo interrumpía con sus aplausos.

«Dar a cada uno lo suyo significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y los derechos de otras personas singulares», completó.

El papa criticó lo que denominó «falsos derechos», contrarios a la ideal limitación del poder que resultaría de la «distribución fáctica del poder (…) entre una pluralidad de sujetos».

El medio ambiente y los excluidos

El pontífice de 78 años también dedicó un fragmento de su discurso a su causa a favor del medio ambiente, un interés que dejó plasmado en su encíclica Laudato si.

En ese sentido, afirmó que «para todas las creencias religiosas el ambiente es un bien fundamental» y señaló que «el abuso y destrucción del ambiente van acompañados por un imparable proceso de exclusión» económica y social.

«Un afán egoísta de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos como de excluir a los débiles», reforzó Francisco.

Alertó contra las consecuencias del abuso de los recursos materiales disponibles, como la exclusión de «los débiles y con menos habilidades» y aseguró: «La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente».

A juicio del pontífice, los pobres sufren por la exclusión por un triple motivo: «Son descartados por la sociedad, son obligados a vivir de descarte y deben injustamente sufrir las consecuencias de los abusos del ambiente».

Por eso, el Papa instó a los gobiernos del mundo a garantizar a su sociedad «el acceso efectivo, práctico e inmediato (…) a una vivienda propia, un trabajo digno y una alimentación adecuada y agua potable, libertad religiosa, y libertad de espiritual y educación».

El Papa confió en que la próxima Conferencia de París sobre Cambio Climático «logre acuerdos fundamentales y eficaces», pero también reclamó «pasos concretos y medidas inmediatas, para preservar y mejorar el ambiente natural y vencer cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica».

«La crisis ecológica junto con la destrucción de buena parte de la biodiversidad puede poner en peligro la existencia misma de la especie humana. Las nefastas consecuencias de un irresponsable desgobierno de la economía mundial, guiado solo por la ambición del lucro y el poder debe ser un llamado a una severa reflexión sobre el hombre», expresó.

Además, el Papa advirtió que «la guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente». «Si se quiere un verdadero desarrollo humano integral se debe continuar incansablemente en evitar la guerra entre las naciones y los pueblos», dijo.

«Total prohibición» de las armas nucleares

Francisco pidió también la «total prohibición» del armamento nuclear y dijo que la «amenaza de destrucción mutua» constituye un «fraude a toda la construcción de Naciones Unidas».

La existencia de una ética y un derecho basados en esa amenaza harían en la práctica que la ONU pasara a ser las «naciones unidas por el miedo y la desconfianza».

«Hay que empeñarse por un mundo sin armas nucleares, aplicando plenamente el acuerdo de no proliferación, hacia la prohibición de estos instrumentos», dijo el Papa, y luego elogió el acuerdo nuclear de las potencias con Irán.

«Es una prueba de las posibilidades de la buena voluntad política y del derecho ejercido con paciencia», dijo. «Hago votos para que el acuerdo sea eficaz y dé los frutos deseados para todas las partes implicadas», añadió.

Narcotráfico y corrupción

«Quisiera hacer mención a otro tipo de conflictividad no siempre tan explicitada pero que silenciosamente viene cobrando la muerte de millones de personas. Otra clase de guerra viven muchas de nuestras sociedades con el fenómeno del narcotráfico. Una guerra ‘asumida’ y pobremente combatida», señaló Francisco, al denunciar que la lucha contra el narcotráfico es «una guerra asumida y pobremente combatida».

«El narcotráfico va a acompañado de la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción», dijo. La corrupción, agregó, «ha penetrado los distintos niveles de la vida social, política, militar, artística y religiosa, generando, en muchos casos, una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones».

Más tarde, Francisco citó palabras del papa Pablo VI e incluso al Martín Fierro antes de destacar que la organización de Naciones Unidas podrá servir al futuro «si los representantes de los estados dejan intereses sectoriales e ideologías, y buscan el bien común». Luego, bendijo a todos los presentes y cerró su discurso de más de 40 minutos, ante una extendida ovación.

La bandera del Vaticano en la ONU

Aunque su visita es la quinta de un papa a Naciones Unidas, la bandera blanca y dorada del Vaticano se izó por primera vez justo antes de su llegada. La Asamblea General aceptó hace poco permitir que los dos estados observadores de la ONU, el Vaticano y Palestina, alcen sus banderas junto a las de los 193 estados miembros.

Agentes de seguridad de la ONU izaron la bandera de bandas amarillas y blancas y una corona triple coronada por una cruz en un nuevo mástil instalado ligeramente separado de los emblemas nacionales de los 193 estados miembros de la ONU.

(La Nación)